domingo, 24 de junio de 2012

La Voz en Cuello 1992


Aviso en la revista Clepsidra número 32.
Año 1992 (poco tiempo antes de la apertura de la librería Stevenson).






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jueves, 7 de junio de 2012

Unos fragmentos de Chamico


Chamico (Conrado Nalé Roxlo)
Mi pueblo
Kapelusz - BA - 1985

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[ p.40 - p.42 ]

Mi pueblo conoció tres clases de alumbrado público y mucha oscuridad.

(...)

Recordaré. eso sí, el homenaje que tributó el pueblo al vecino caracterizado que plantó el primer farol en la esquina de su casa, homenaje que despertó los celos de otro vecino, más viejo y más caracterizado, ya que la barba le llegaba a la faja, quien, para no ser menos, se sirvió su homenaje como introductor del alumbrado lunar.

(...)

La luz tenía otra particularidad, y era que se apagaba de cada hora, media. Pero nadie chistó, pues creíamos que eso era lo que se llamaba corriente alternada.

(Alumbrado público)

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[ p.44 - p.45 ]

Don Hércules [el único y tradicional relojero del pueblo] era tan viejo que decían las malas lenguas que había comenzado arreglando relojes de arena.

(...)

Harto el pobre jefe de oír las quejas de los viajeros y de los que iban a pasear a la estación a la hora de los trenes, que eran los más exigentes, optó por mover con sus propias y resignadas manos las manecillas del reloj de acuerdo con las circunstancias. Si el mixto de la nueve y trece venía con una hora de atraso, el jefe acomodaba el reloj desde que tenía noticia de la demora. Y así los concurrentes a la estación, que se habían guiado por los otros relojes anárquicos, no sabían a ciencia cierta con qué retraso llegaba el tren y las quejas se detenían al borde del libro de quejas.

(Meridiano local)

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[ p.54 - p.55 ]

En aquel tiempo la juventud dorada de nuestros pueblos chicos acostumbraba a pasearse en las estaciones al atardecer con el pretexto de ver pasar los trenes. Pero como por la nuestra no pasaban más que dos trenes, uno por la mañana y otro a altas horas de la noche, la gente, falta de aquella excusa, no se atrevía a ir, lo que en realidad no era más que un prejuicio de aldea, ya que iban a la plaza, por donde tampoco pasaban trenes. Pero en los pueblos son así.

(Ferroviaria)

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[ p.57 ]

Cuando la modista francesa se instaló en el pueblo produjo un gran revuelo, y no sólo de faldas.

(Víctima de la competencia)

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[ p.61 ]

—La primera vez que me mamé fue en Yapeyú, el día que se corrió la noticia de que acababa de nacer el general San Martín...

(El Negro Diana)

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