lunes, 27 de julio de 2009

Gregario + Literario = Bestiario



Francisco Viale, viejo conocido, se ha puesto un blog ; no viejo y conocido, que los hay, sino un conocido de hace tiempo ; de las reuniones literarias y esas pistas de baile llenas de redes.
          El blog, a decir verdad, lo tiene hace cosa de año y medio o dos, lo que pasa es que me desayuné hace unos días. Creo que es un blog literario ; digo creo no porque sea yo un creyente sino porque no estoy seguro. De que sea literario, digo.
          Y escribe cosas como

                    Me colgué del alambre
                    y me dio un calambre


Y le pone por título : Estudio en composición.
          Motivo por el cual no puedo menos que desearle suerte. Mucha suerte. Mucha.

Eso.

. . .

Cosa'e Mandinga. Los blogs.




Las siguientes notas fueron ingresadas como apéndice. La primera de ellas lo fue el 10 de agosto de 2008. Luego se le fueron añadiendo las siguientes ; y algunas modificaciones y agregados a las que ya estaban. La última fue ingresada el 30 de agosto de 2008.

Antes de seguir, se recomienda una sonrisa.



Nota 1 :

Ni en mis peores fantasías se me ocurrió que este sayo pudiera conseguir un pretendiente ; mucho menos, tantos.

No debería de ser difícil darse cuenta de que se trató de una generalización, de un juego a partir de un estereotipo. Trato de pensar lo que pasaría si leyeran el artículo de Analía Pinto titulado Las maquinitas poéticas, y presiento el apocalipsis ; o borde parecido.



Nota 1 b :

Un estereotipo es, por definición, un modelo o una idea simplificada y comúnmente admitida de algo. Vale decir que, con algo de voluntad y vaselina, se le puede acomodar cualquier cosa que se le parezca. Pero, cuantos más detalles tenga el estereotipo, más difícil se volverá la dicha tarea. Salvo que haya muchas ganas de calzarse el sayo. En tal caso, lo primero será borrar del mapa toda duda razonable : "Lo que quiso decir fue esto, y se acabó" ; o : "Me lo está diciendo a mí, el muy guacho me habla a mí."

Mi texto tiene muy poco de dónde agarrarse y supongo que hace lugar a muchos pasajeros.



Nota 1 c :

Para más sobre los estereotipos, una vueltita por La reina.



Nota 2 :

No puedo dejar de lado a los buscapleito. Cazadores gratuitos. Hace tiempo escribí algo al respecto. Lo copio acá : "El escaso eco. Que sus tareas atraen. Los lleva a la confrontación. Conocedores de que. En la mayoría de los casos. Habrá respuesta. Y la pelea. Consiguiente levantará. El ruido. Que su delirio necesita."



Nota 3 :

También está ese asunto del comentario. No se puede expresar una opinión a riesgo de ser lapidado. Porque, atendamos, lo que se ataca no es la idea sino a la persona.



Nota 4 :

Uno de los "identificados" con mi texto me acusa de estar en contra de la rima. Nada más lejos. La que no me gusta es la rima de poca monta. La rima fácil. Pueril. Obvia. Si hasta rimar alambre con calambre ha comenzado a parecerme un riesgo de hernia neuronal.

Me gusta la rima cuando aparece y brilla como si no estuviera. Alguna vez recomendé la lectura de un soneto de Octavio Paz. Se lo puede ver acá : Corregir — y suburbios de barro (está casi al final de la carta, su título es La caída).



Nota 5 :

Admito que tengo problemas con lo berreta ; algo de eso provocó mi texto.

Alguien me dijo una vez, a raíz de mi utilización de la palabra "berreta" : "Y... A lo mejor me gusta lo berreta." Fue su manera, supongo, de canonizar la ley del menor esfuerzo. Cabe agregar que el tiempo le dio la razón ; cosa que no fue para sorprenderse.

Por otro lado, cualquiera es dueño de pasear su premio consuelo por todos los teatros del mundo. Y el que yo piense que los aplausos que reciba le lleguen imbuidos de un aire berreta no debería reprimirlo.



Nota 5 b :

Si alguna vez me pasara de identificarme con un texto que habla en general, creo que me cuidaría de darme por aludido. De lo contrario sería como darse vuelta cuando, por la calle, alguien gritara "boludo".



Nota 6 :

Hubo un tiempo cuando, a la vista de los libros que había editado como autor, su cantidad provocaba comentarios teñidos de censura. Cada tanto, mucho más esporádicamente, vuelve a ocurrir. No hay ninguna duda de que escribo mal. Tampoco de que aquellos libros eran malos (también probablemente los próximos). Pero de este aspecto nadie hablaba. El problema estaba en la cantidad.

Hoy, al parecer, ocurre algo parecido con los blogs que llevo adelante. La historia se repite ; o la repiten otros.

Por mi parte, nadie podrá decir que no sigo por el mismo camino ; algo más moderno, aprovechando las herramientas de la técnica, pero básicamente el mismo. Lo triste, sí, es ver cómo quienes, en uno u otro momento sacaron provecho de este camino, se pliegan a los golpes de los difamadores ; debo reconocer que, por suerte, no son muchos.



Nota 6 b :

En relación a la nota anterior, quiero comentar que alguien que sí conozco (del resto de los pretendientes al sayo no conozco a ninguno) me hizo llegar un mensaje donde comenzó por acusarme en falso ; luego, apoyándose en esta acusación, me insultó; y, para terminar, se llenó la boca (o las teclas) con una apología del afecto — un afecto que, evidentemente, él mismo no tiene en gran estima.

Esta misma persona, en una ocasión, me expresó su gusto por unas líneas compuestas por mí. Como seguramente saben, elogiar unas líneas de un poema equivale más o menos a decir que todo el resto podría tirarse a la basura. No me parece mal que se lo haga. Pero me parece mejor estar al tanto de lo que en verdad se está haciendo. O diciendo. Es como si al Bosco le dijéramos que ese bicho con cabeza de pájaro y un embudo en la cabeza y zapatillas de baile de doble tamaño es lo que nunca podremos olvidar.

Las líneas en cuestión dicen algo así como : "contar / las marcas que la espalda dejaba / en el látigo." A partir de su mensaje comprendí por qué le gustaban ; y era por su predilección a la inversión de la prueba. Según esta persona, todos somos culpables hasta probar nuestra inocencia.

Según los pretendientes al sayo, también.

A todos quienes adhieran a la inversión de la prueba, les tengo noticias. Y caben en el meñique.



Nota 7 :

¿Qué es esto de no poder decir lo que es bueno y lo que es malo? ¿Qué se teme? ¿Acaso que, por algún poder mágico de la palabra, lo dicho transforme el objeto de su decir?

Estamos en presencia de un creer infantil — malamente infantil — de estudiante que nos desafía a encontrarlo afuera de la escuela (cosa parecida a reunirse en el baño para fumar). A estos "estudiantes" les sugiero tres años de análisis, dos veces a la semana (por lo menos), y después me cuentan.



Nota 8 :

Con respecto a expresar una opinión, decir qué es lo bueno y qué lo malo, es eso, ni más ni menos : un decir, el dar una opinión — y una opinión no tiene por qué ser respetable. Se la puede contradecir.

Ahora que cuando, en lugar de argumentar contra la opinión, el esfuerzo se pone a la orden del insulto, da lugar a pensar que no hay argumentos. Y quien insulta dice mucho más sobre sí mismo que sobre el destinatario del insulto.



Nota 8 b :

Hubo quien, además de insultarme, me acusó de estar falto de valentía.

Y ... Sí ... No me considero valiente. No creo haberlo hecho nunca. Tampoco me ha obligado a perder el sueño. No sé qué clase de persona anda por ahí reflexionando acerca de si será valiente o no. ¿Alguien poseído por el espíritu de John Wayne?

¿Se preguntará, esta persona, cuánta valentía necesitó para insultarme en la Internet?



Nota 9 :

En cuanto a las opiniones, siempre hay beneficio en escucharlas. Especialmente las que vienen cargadas de mala leche. Aunque la verdad es que no todas las respuestas que recibí vinieron mal paridas. Algunas fueron nada más que una queja. Supongo que el grueso de estas notas no va para ésas. Pero sí para los más resentidos.

El resentido ha vuelto su trabajo el estar pendiente de cada paso que damos para publicar los que damos en falso. Y alguna vez habrá de acertar. Y nos conviene saberlo para corregir nuestras malas costumbres.

Dice Savater algo interesante al respecto en su libro Mira por dónde : " (...) tengo comprobado que la amistad suele ser distraída, mientras que quienes nos son realmente hostiles nunca dejan de estar halagadoramente pendientes de nosotros."



Nota 10 :

Acá va un pedido — a este pibe que habla de sí mismo en plural y que usó mi nombre de autor como título de una entrada en su blog — si pudiera ¿escribirlo bien?

PS : Quizá deba tener en consideración que el porro pudo haberle pegado mal.



Nota 11 :

Ya lo dije más arriba : escribo mal. Que no haya dudas.

Ahora bien, mi escribir mal ¿cómo transforma la escritura de otros en buena?



Nota 12 :

La mala reacción de alguna gente a los comentarios que no la favorecen pudiera hacer pie en sus inseguridades.

Sugiero una miradita a Zen o casi.

Así que, a los pretendientes, les digo que no tienen de qué preocuparse. No tengo la habilidad de quitarles ni de darles nada. Y, si la tuviera, no está en mi ánimo el hacerlo.

Tampoco son dueños de nada que quiera.



Nota 13 :

No es raro notar que el resentimiento viene acompañado de un deseo de muerte, que querer que el objeto del rencor se muera.

Pero ... ¿amenazar de muerte? ... ¿no es eso ya un poco exagerado?

Fuera la amenaza consciente o inconsciente, convendría que el emisor hiciera una consulta.

No que sea la primera vez, pero siempre queda margen como para que pudiera ser la última. ¿Eh ; muchacho?



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