Ausiàs March
Nunca pensé cuando te vi con collarín y suéter si recuerdo bien de tono lila que
              terminaríamos haciendo
lo que hoy con esta sofisticación gracias a las horas largas de práctica tan bien hacemos
Solía recurrentemente entonces delinear en la memoria tus caderas
mis ansias palpaban la inexorablemente inconclusa redondez del deseo de tu cuerpo
y pude intuir incluso la suavidad y aroma de tu cuello bajo los deslices de mi lengua
Dónde estabas hace un par de años preguntaste
pero nuestra posibilidad latía decenas de centurias antes de que tú y yo lo hubiéramos
              siquiera supuesto
Aquí me siento en casa en mi verdadera casa
dulcificado por la seda de tus muslos
profesando y rindiendo culto a una nueva fe que en la consistencia de tu carne
              encuentra lo altísimo y sacro y etéreo
Cada día
una oscura y al propio tiempo luminosa transubstanciación nos vuelve parte de lo mismo
cobra sentido mi mano al ser sólo una extensión de la tuya
es por ambos que responde mi columna vertebral y en fin mis más de doscientos huesos
qué decir de las tres cuartas partes de agua en el cuerpo que cuando me miras
irrevocablemente               evaporan y extinguen
Por eso
en esta ya alta hora de la noche
cuando por única luz tengo un cierto brillo de tus ojos               ardo
me combustiono en una lumbre táctil
te beso               te libero de la blusa y tras vencer las varillas del brassier
libo con devotísimo fervor tus pezones hasta desgastarlos y adolorirlos
para no quitarme más de la boca               nunca               su sabor
Y reposar en tu vientre modelar con mi palma tu cintura cada centímetro del talle
tensar el arco que se forma entre tu espalda baja y las nalgas
sembrar papilas gustativas en pantorrillas e ingles
para finalmente...
Por eso
en esta ya alta hora de la noche
—le dije al oído mientras hundía en su piel mi pelvis—
por eso
me quema el pecho algo muy semejante muy parecido
al amor.
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Alí Calderón
Crítica
Revista cultural de la Universidad Autónoma de Puebla
abril - mayo de 2008 - No. 126
[ pp.128-130 ]
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