miércoles, 11 de agosto de 2010

Adán de lodo



                          Un charco es mi memoria.
Lodoso espejo: ¿dónde estuve?
Sin piedad y sin cólera mis ojos
me miran a los ojos
desde las aguas turbias de ese charco
que convocan ahora mis palabras.
No veo con los ojos: las palabras
son mis ojos. Vivimos entre nombres;
lo que no tiene nombre todavía
no existe: Adán de lodo,
No un muñeco de barro, una metáfora.



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Octavio Paz
Pasado en claro
Fondo de Cultura Económica
Segunda edición, nueva versión, 1978
México, D.F.
[ p.14-15 ]

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