Durante los últimos tiempos, distintos
fragmentos —voces de ninguna parte bien cercana— me dieron plenamente en la
cara; algunos son principios de historias, otros son finales, y los más:
interrupciones a la mitad; historias todas ellas que nunca escribiré. Imágenes
vagas, incompletas, bajas. Corazones de sangre apagada, detrás de unas risas, o
de una burla. Para pasar y olvidar. Como los cardones de la ruta.
- - -
- - -
- - -
No estoy lo que se dice de buen humor;
nunca estoy de buen humor (lo que se dice)... pero quien no me conociera, quien
no estuviera avisado de esta circunstancia pudiera creer que sí; por lo
tanto... esta sonrisa que casi se me escapa de a ratos y sin motivo fácilmente
discernible tendrá que tener piedad de sí; y contar su historia en cuanto
comience a llover.
(Cosas que ocurren cuando se camina sin
rumbo por Rivera Indarte.)
- - -
La gran mayoría de la gente forma sus
opiniones a partir de información de segunda mano (por lo menos). Esto solo
debería bastar para pensarlo dos veces antes de imaginarse el futuro. O salir a
la calle sin sombrero.
- - -
Ocurre, con el dolor, que pasada cierta
cantidad es imposible andar llevándolo de un lado al otro.
- - -
Me pregunto si a otros en otras épocas
les habrá parecido la suya tan maravillosa muestra de mediocridad.
- - -