Por la tarde se jugaba la final del campeonato mundial de fútbol, pero igual me fui hasta la librería porque había vendido un libro que tenía que enviar a Resistencia, en el Chaco; cuando llegué, me puse a preparar el paquete; después confirmé que tenía bien la dirección y el código postal, y lo escribí en letras grandes y claras. Como el clima había estado lluvioso, me puse la campera impermeable y allá me fui a caminar las cinco cuadras que me separaban del correo. Cuando llegué, me encontré con que estaba cerrado, y me dije: “Estos guachos cerraron para poder ver el partido.” Me estaba volviendo por Baldomero cuando me di cuenta de que era domingo y que era por eso que la oficina del correo estaba cerrada, ¿y sabés lo que pensé? Pensé: “Este país de mierda.”
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