Durante
los últimos tiempos, distintos fragmentos —voces de ninguna parte bien cercana—
me dieron plenamente en la cara; algunos son principios de historias, otros son
finales, y los más: interrupciones a la mitad; historias todas ellas que nunca
escribiré. Imágenes vagas, incompletas, bajas. Corazones de sangre apagada,
detrás de unas risas, o de una burla. Para pasar y olvidar. Como los cardones
de la ruta.
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Muy poco me gusta de lo que gusta.
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Las características que está tomando la
mediocridad me asustan.
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Pasado un rato, el ruido bien podría
llamarse a descanso.
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Este hueco
extraño
en la mano
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Escribí unas líneas más de la historia
que me ocupa estos días y me pregunté si llegaré a terminarla. (03.01.16)
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Son pasadas las cinco de la tarde y el
pie no me ha dolido en todo el día; ni siquiera después de haber caminado más
de cuatro kilómetros. Mi parte supersticiosa se pregunta si no será que algo
malo está por pasar.
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