jueves, 1 de marzo de 2007

Marilina Rébora - No me llames poeta

A LA MUERTE

 

 

I

 

    Muerte,

    fatal término, ausencia por siempre.

    Sólo el campo yermo que nos recibe,

    de su tierra, nuevo abono.

 

    Nunca más la fragancia de la brizna de hierba

    ni el arder de encendidos leños;

    tampoco la fina llovizna de la ola rompiente

    en el rostro de frescura ávido.

 

II

 

    “Era nuestra madre”, dirán después los hijos

    con ternura en los ojos.

    El dolor de la ausencia, olvidados objetos

    mañana joyas auténticas.

    “Ella decía...”, repetirán las frases

    antes molestas

    a causa de desgano

    o ansias de silencio

    o sueños de libertad.

    Sílabas musicales enhebrarán palabras en recuerdos imperiosos,

    desesperación de volver a vivir en el tiempo...

    Tarda respuesta a un canto de amor.

 

    “¿Recuerdas aquel gesto?

    “¿Y su sonrisa triste?

    “¿Y su pensamiento fijo en nosotros?

    “¿Sus manos, suavidad de alas rozando nuestros rostros?

    “¿El paso quedo junto a nuestro lecho en la alta noche

    y el murmullo de plegaria para encomendarnos a Dios?”

 

III

 

    Poco a poco el ausente

    más lejos cada vez en el recuerdo

    —que alguien siempre lo reemplaza—;

    sus cosas van perdiendo la fragancia que de él se desprendía,

    impregnándolas;

    la manera de inclinarlas no es la misma

    y en el tiempo

    va cambiándoselas de sitio.

    Cada día su nombre acude menos al labio.

    Las lágrimas en manantial ya no brotan;

    tan sólo de a una

    que se enjuga furtiva.

    Hasta que todas secan

    agotada la fuente de dolor.

    Un velo cubre entonces la imagen en la retina,

    la maleza oculta la antes nítida figura en todo paisaje,

    visten los ambientes colores de seres distintos

    que distraen,

    va el alma tras vivencias nuevas.

    Y un día

    se llora el olvido.

 

    (Tú, Muerte tan temida,

    sólo eres un pretexto:

    el olvido es más cruel que tu guadaña.)

 

 

Del libro : "No me llames poeta"

 

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Marilina Rébora (1919-1999) nació y murió en Buenos Aires. Estudió dibujo y pintura junto a Ernesto Riccio, Vicente Puig, Susana Aguirre y Horacio Butler. Expuso sus obras en diversos salones y se halla representada en dos museos provinciales. Paralelamente desarrolló su carrera literaria. Sus primeros poemas datan de 1936, 1937 —algunos en idioma francés como Lesétoiles que j’aime, Madame la lune y Mon petit rêve— y 1938. Colaboró en el diario “La Prensa” de Buenos Aires, donde fueron publicados varios de sus poemas. Su primer libro Los días de los días (1969) tuvo gran acogida y elogiosos comentarios por parte de críticos y gente de letras. A él siguieron Libro de estampas (1972), El Río Azul (1975), Tiempos de la vida (1975), Las confidencias (1978), Animalerías (1980), El Lagarto estaba harto (1986) y No me llames poeta (obra póstuma, 2001). Ha dejado más de veinte obras inéditas.

 

http://www.marilinarebora.com.ar/

 

Nota : Gracias a Gabriela Zubiría por el dato.

 

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