sábado, 25 de agosto de 2007

Sonata doméstica



Todo está oscuro
menos la mesa con la comida servida que aún humea.
Hablo de oscuridad sencilla como una mano caída sobre un mueble después del mediodía. La niebla dentro de la casa suele ser mortal.
Se aloja como una pálida luz debajo de las cosas y luego nos recuerda que el aire y el color de la copa de vino se cerrarán con el libro. Pienso entonces en aquél que lee, acodado en la ventanilla de un tren, sin saber nada. La manga de su saco huele a tabaco y el sol lo empalidece. La mugre de los vidrios es como arenilla de oro, encaje abstracto tras el cual la realidad se empeña en colocar una escena:
hiedra, muro gris
con alabastros de humedad,
reja, herrumbre, ciprés. El tren parte entonces y hace rodar la escena que se debate por no entrar en el olvido y se aferra como una ortiga de plata detrás de la retina. El hombre se decide por fin a mirar el paisaje y cierra el libro.



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Rosario Sola González
El humo de los músicos
Ediciones Ríos al Mar - 2000
Paraná - Entre Ríos - RA
[ p.19 ]

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