Figuritas encontradas — imposibles de abandonar ::: Todo esto debe ser considerado como dicho por un personaje de novela — o más bien por varios. (Barthes) ::: drmoure@yahoo.com.ar ::: Las "versiones al castellano" provienen de mi gusto y parecer
jueves, 15 de mayo de 2008
Carrera por la noche de las dunas
Interpreta : Drumour Colman
Para escuchar :
http://autorexus.com.ar/drumou/lasdunas.mp3
Grabación levantada de una cassette
Stevenson-Goyena, Baires, La Argentina
Instrumentos: guitarras
Duración : 2:04 minutos
© AutorExus-Mourelle, 1997-2002-2007
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miércoles, 14 de mayo de 2008
Lo entrañable
(...) ella no era una persona sino el acto, la facultad de mirar; y lo mirado (...)
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Juan Carlos Onetti
El astillero
Bruguera - Barcelona - 1980
[ p.183 ]
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martes, 13 de mayo de 2008
Soneto en que se hace tarde
Vieja, menesterosa claridad
que al envolver el día, ya en las últimas,
lo desnudas más bien y lo traicionas,
¿me seguirás negando el saludo?
Féretro de ti, resto de tu muerte,
calavera de un sol vuelto Saturno,
apagada, inservible claridad:
sigo siendo tu hijo, y tú mi hermana.
Resistir la crudeza de otra noche
parece, amiga, fuera de tu alcance,
muy lejos de tus uñas corroídas,
y a solas con tu sombra o tus despojos
me atrevo a preguntarte, luz, recuerdo,
si al menos hoy pronunciarás mi nombre.
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Luis Vicente de Aguinaga
Tres poemas
Crítica
Revista cultural de la Universidad Autónoma de Puebla
septiembre - octubre de 2007 - No. 123
[ p.100 ]
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sábado, 3 de mayo de 2008
Improvisación
para el turista del cuarto del Hotel Semiramys
Hijos del azar y del desorden.
El niño egipcio jugaba con el oro de los muertos. Arenilla violeta caía de sus ojos.
¿De dónde vienen esos pájaros? Son los huesos de hueso de sus pies que se curvan, bailando en los ghetos del Cairo,
pálidos cuencos moldeados en la vieja caldera de la arena.
Una araña de lino sale de la casa de piedra.
El tiempo nos mece.
El agua sola cruza el cielo nocturno y se escurre por el vientre de la leona dormida del francés...
Alguien muerde una caña.
El junco de la memoria se mece cuando la noche
une los suburbios de mundo en una sola rosa de esquinas en donde un perro rengo, sentado sobre
el trono del rocío, inútilmente espera, atento igual que un dios egipcio,
que cambien los semáforos de Boedo y Chiclana.
Noches del Cairo. Como ganado pasamos los turistas dejando una pequeña nube de niebla verde incomprensible.
El niño faraón nos miente por medio dólar:
el tiempo, dice, nos lleva a la deriva como el loto errante del Nilo está perdido sobre el río aceitoso.
Termina el viaje.
Rosa de piedra, gato de cieno,
lirio de arena.
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Rosario Sola González
El humo de los músicos
Ediciones Ríos al Mar - 2000
Paraná - Entre Ríos - RA
[ p.43 ]
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