sábado, 4 de julio de 2009

Movimientos



Mucho tiempo permaneció míster James así, inmóvil, con la pipa apagada entre los dientes y fijos los ojos en el suelo. Después se puso en pie muy despacito, y tras un largo desperezo dolorido, tornó a quedarse inmóvil, mirando con fijeza la llama aquella del candil, que agitaba incansablemente sobre el tajón su aleteo irregular y torpe de mariposa que agoniza...



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Benito Lynch
El inglés de los güesos
Espasa-Calpe, Madrid, 1930
[ p.235 ]

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