de Louise Glück
Hace mucho, estaba herida. Vivía
para vengarme
de mi padre, no
por lo que él era...
por lo que yo era: desde el principio del tiempo,
en la infancia, pensé
que el dolor significaba que no era amada.
Significaba que yo amaba.
Del libro Ararat
- - -
First Memory, by Louise Glück
Long ago, I was wounded. I lived
to revenge myself
against my father, not
for what he was-
for what I was: from the beginning of time,
in childhood, I thought
that pain meant I was not loved.
It meant I loved.
From Ararat (Ecco Press, 2009)
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Figuritas encontradas — imposibles de abandonar ::: Todo esto debe ser considerado como dicho por un personaje de novela — o más bien por varios. (Barthes) ::: drmoure@yahoo.com.ar ::: Las "versiones al castellano" provienen de mi gusto y parecer
lunes, 29 de noviembre de 2010
domingo, 28 de noviembre de 2010
La canción de Penélope
de Louise Glück
Alma pequeña, perpetuamente desvestida y pequeña,
hacé ahora lo que te pido, trepá
las ramas como estantes del abeto;
esperá ahí arriba, como
un centinela o un vigía. Él llegará pronto a casa;
te corresponde ser
generosa. No has sido completamente
perfecta tampoco; con tu cuerpo acuciado
has hecho cosas de las que no deberías
hablar en poemas. Por lo tanto
llamálo por sobre las aguas abiertas, por sobre las aguas brillantes
con tu canción oscura, con tu canción lúcida,
y anormal —apasionada,
como María Callas. ¿Quién
no te querría? ¿El apetito demoníaco de quién
no serías capaz de saciar? Pronto
ha de volver de donde quiera que va entretanto,
bronceado por su ausencia, queriendo
su pollo asado. Ah... tenés que saludarlo,
tenés que agitar las ramas del árbol
para llamar su atención,
pero con cuidado, con cuidado, para que
su cara hermosa no resulte desfigurada
por la caída de tantas agujas.
De Praderas (El título en inglés es Meadowlands —habría también que tener en cuenta que pudiera tratarse del nombre de un lugar)
Nota: todo este libro gira alrededor de Penélope y Ulises; por lo que no sería raro que hubiera en este poema alusiones a lo dicho en otros.
- - -
Penelope's Song
Little soul, little perpetually undressed one,
do now as I bid you, climb
the shelf-like branches of the spruce tree;
wait at the top, attentive, like
a sentry or look-out. He will be home soon;
it behooves you to be
generous. You have not been completely
perfect either; with your troublesome body
you have done things you shouldn’t
discuss in poems. Therefore
call out to him over the open water, over the bright water
with your dark song, with your grasping,
unnatural song—passionate,
like Marie Callas. Who
wouldn’t want you? Whose most demonic appetite
could you possibly fail to answer? Soon
he will return from wherever he goes in the meantime,
suntanned from his time away, wanting
his grilled chicken. Ah, you must greet him,
you must shake the boughs of the tree
to get his attention,
but carefully, carefully, lest
his beautiful face be marred
by too many falling needles.
From Meadowlands (The Ecco Press, 1996)
Yerbamala
de Louise Glück
Algo
no bienvenido entra en el mundo
llamando al desorden, desorden...
Si me odias tanto
no te molestes en darme
un nombre: necesitás
un insulto más
en tu idioma, otra
manera de culpar
a una tribu por todo...
como ambos sabemos,
si adorás
un dios, necesitás
un solo enemigo...
No soy el enemigo.
Nada más un ardid para ignorar
lo que ves ocurriendo
justo acá en esta cama,
un pequeño paradigma
del fracaso. Una de tus flores preciosas
muere casi todos los días acá
y no te das descanso hasta que
atacás la causa, es decir
lo que fuera que reste, lo que fuera que
terminara por ser más resistente
que tu pasión personal...
No estaba destinado
a durar para siempre en el mundo real.
Pero por qué admitir eso, cuando podés seguir
haciendo lo que siempre hacés,
doliéndote y echando culpas,
siempre los dos juntos.
No necesito tu alabanza
para sobrevivir. Llegué acá primero,
antes de que llegaras vos, antes
incluso de que plantaras un jardín.
Y estaré acá cuando solamente queden
el sol y la luna, y el mar, y el campo ancho.
Yo constituiré el campo.
Del libro: El lirio salvaje (The Wild Iris)
Yerbamala: Witchgrass (Hierba-bruja); maleza; nombre latino: panicum capillare —luego de meditarlo, decidí preferible usar “Yerbamala” como título, ambas palabras juntas en una sola (como en el título original) y, sí, como en el refrán.
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Witchgrass, by Louise Glück
Something
comes into the world unwelcome
calling disorder, disorder—
If you hate me so much
don’t bother to give me
a name: do you need
one more slur
in your language, another
way to blame
one tribe for everything—
as we both know,
if you worship
one god, you only need
one enemy—
I’m not the enemy.
Only a ruse to ignore
what you see happening
right here in this bed,
a little paradigm
of failure. One of your precious flowers
dies here almost every day
and you can’t rest until
you attack the cause, meaning
whatever is left, whatever
happens to be sturdier
than your personal passion—
It was not meant
to last forever in the real world.
But why admit that, when you can go on
doing what you always do,
mourning and laying blame,
always the two together.
I don’t need your praise
to survive. I was here first,
before you were here, before
you ever planted a garden.
And I’ll be here when only the sun and moon
are left, and the sea, and the wide field.
I will constitute the field.
From The Wild Iris (The Ecco Press, 1992)
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Algo
no bienvenido entra en el mundo
llamando al desorden, desorden...
Si me odias tanto
no te molestes en darme
un nombre: necesitás
un insulto más
en tu idioma, otra
manera de culpar
a una tribu por todo...
como ambos sabemos,
si adorás
un dios, necesitás
un solo enemigo...
No soy el enemigo.
Nada más un ardid para ignorar
lo que ves ocurriendo
justo acá en esta cama,
un pequeño paradigma
del fracaso. Una de tus flores preciosas
muere casi todos los días acá
y no te das descanso hasta que
atacás la causa, es decir
lo que fuera que reste, lo que fuera que
terminara por ser más resistente
que tu pasión personal...
No estaba destinado
a durar para siempre en el mundo real.
Pero por qué admitir eso, cuando podés seguir
haciendo lo que siempre hacés,
doliéndote y echando culpas,
siempre los dos juntos.
No necesito tu alabanza
para sobrevivir. Llegué acá primero,
antes de que llegaras vos, antes
incluso de que plantaras un jardín.
Y estaré acá cuando solamente queden
el sol y la luna, y el mar, y el campo ancho.
Yo constituiré el campo.
Del libro: El lirio salvaje (The Wild Iris)
Yerbamala: Witchgrass (Hierba-bruja); maleza; nombre latino: panicum capillare —luego de meditarlo, decidí preferible usar “Yerbamala” como título, ambas palabras juntas en una sola (como en el título original) y, sí, como en el refrán.
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Witchgrass, by Louise Glück
Something
comes into the world unwelcome
calling disorder, disorder—
If you hate me so much
don’t bother to give me
a name: do you need
one more slur
in your language, another
way to blame
one tribe for everything—
as we both know,
if you worship
one god, you only need
one enemy—
I’m not the enemy.
Only a ruse to ignore
what you see happening
right here in this bed,
a little paradigm
of failure. One of your precious flowers
dies here almost every day
and you can’t rest until
you attack the cause, meaning
whatever is left, whatever
happens to be sturdier
than your personal passion—
It was not meant
to last forever in the real world.
But why admit that, when you can go on
doing what you always do,
mourning and laying blame,
always the two together.
I don’t need your praise
to survive. I was here first,
before you were here, before
you ever planted a garden.
And I’ll be here when only the sun and moon
are left, and the sea, and the wide field.
I will constitute the field.
From The Wild Iris (The Ecco Press, 1992)
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sábado, 6 de noviembre de 2010
La técnica del escritor en trece tesis
Tomado sin permiso del muro de Víctor Redondo
Facebook, miércoles, 03 de noviembre de 2010 a las 21:43
I. Quien se proponga escribir una obra de gran envergadura, que se dé buena vida y, al terminar su tarea diaria, se conceda todo aquello que no perjudique la prosecución de la misma.
II. Habla de lo ya realizado, si quieres, pero en el curso de tu trabajo no leas ningún pasaje a nadie. Cada satisfacción que así te proporciones, amenguará tu ritmo. Siguiendo este régimen, el deseo cada vez mayor de comunicación acabará siendo un estímulo para concluirlo.
III. Mientras estés trabajando, intenta sustraerte a la medianía de la cotidianidad. Una quietud a medias, acompañada de ruidos triviales, degrada. En cambio, el acompañamiento de un estudio musical o de un murmullo de voces puede resultar tan significativo para el trabajo como el perceptible silencio de la noche. Si éste agudiza el oído interior, aquél se convierte en la piedra de toque de una dicción cuya plenitud sepulta en sí misma hasta los ruidos excéntricos.
IV. Evita emplear cualquier tipo de útiles. Aferrarse pedantemente a ciertos papeles, plumas, tintas, es provechoso. No el lujo, pero sí la abundancia de estos materiales es imprescindible.
V. No dejes pasar de incógnito ningún pensamiento, y lleva tu cuaderno de notas con el mismo rigor con que las autoridades llevan el registro de extranjeros.
VI. Que tu pluma sea reacia a la inspiración; así la atraerá hacia ella con la fuerza del imán. Cuanto más cautela pongas al anotar una ocurrencia, más madura y plenamente se te entregará. La palabra conquista al pensamiento, pero la escritura lo domina.
VII. Nunca dejes de escribir porque ya no se te ocurra nada. Es un imperativo del honor literario interrumpirse solamente cuando haya que respetar algún plazo (una cena, una cita) o la obra esté ya concluida.
VIII. Ocupa las intermitencias de la inspiración pasando en limpio lo escrito. Al hacerlo se despertará la intuición.
IX. Nulla dies sine linea —pero sí semanas. [Atribuido al pintor griego Apeles, "ningún día sin (trazar) una línea", aplicable a los escritores.]
X. Nunca des por concluida una obra que no te haya retenido alguna vez desde el atardecer hasta el despuntar del día siguiente.
XI. No escribas la conclusión de la obra en tu cuarto de trabajo habitual. En él no encontrarías el valor para hacerlo.
XII. Fases de la composición: idea-estilo-escritura. El sentido de fijar un texto pasándolo en limpio es que la atención ya sólo se centra en la caligrafía. La idea mata la inspiración, el estilo encadena la idea, la escritura remunera al estilo.
XIII. La obra es la mascarilla funeraria de la concepción.
Walter Benjamin
(Del libro Einbahnstrasse (1928, Calle de sentido único), tomado de Dirección única (Alfaguara, traducción de Juan J. del Solar y Mercedes Allendesalazar.)
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Facebook, miércoles, 03 de noviembre de 2010 a las 21:43
I. Quien se proponga escribir una obra de gran envergadura, que se dé buena vida y, al terminar su tarea diaria, se conceda todo aquello que no perjudique la prosecución de la misma.
II. Habla de lo ya realizado, si quieres, pero en el curso de tu trabajo no leas ningún pasaje a nadie. Cada satisfacción que así te proporciones, amenguará tu ritmo. Siguiendo este régimen, el deseo cada vez mayor de comunicación acabará siendo un estímulo para concluirlo.
III. Mientras estés trabajando, intenta sustraerte a la medianía de la cotidianidad. Una quietud a medias, acompañada de ruidos triviales, degrada. En cambio, el acompañamiento de un estudio musical o de un murmullo de voces puede resultar tan significativo para el trabajo como el perceptible silencio de la noche. Si éste agudiza el oído interior, aquél se convierte en la piedra de toque de una dicción cuya plenitud sepulta en sí misma hasta los ruidos excéntricos.
IV. Evita emplear cualquier tipo de útiles. Aferrarse pedantemente a ciertos papeles, plumas, tintas, es provechoso. No el lujo, pero sí la abundancia de estos materiales es imprescindible.
V. No dejes pasar de incógnito ningún pensamiento, y lleva tu cuaderno de notas con el mismo rigor con que las autoridades llevan el registro de extranjeros.
VI. Que tu pluma sea reacia a la inspiración; así la atraerá hacia ella con la fuerza del imán. Cuanto más cautela pongas al anotar una ocurrencia, más madura y plenamente se te entregará. La palabra conquista al pensamiento, pero la escritura lo domina.
VII. Nunca dejes de escribir porque ya no se te ocurra nada. Es un imperativo del honor literario interrumpirse solamente cuando haya que respetar algún plazo (una cena, una cita) o la obra esté ya concluida.
VIII. Ocupa las intermitencias de la inspiración pasando en limpio lo escrito. Al hacerlo se despertará la intuición.
IX. Nulla dies sine linea —pero sí semanas. [Atribuido al pintor griego Apeles, "ningún día sin (trazar) una línea", aplicable a los escritores.]
X. Nunca des por concluida una obra que no te haya retenido alguna vez desde el atardecer hasta el despuntar del día siguiente.
XI. No escribas la conclusión de la obra en tu cuarto de trabajo habitual. En él no encontrarías el valor para hacerlo.
XII. Fases de la composición: idea-estilo-escritura. El sentido de fijar un texto pasándolo en limpio es que la atención ya sólo se centra en la caligrafía. La idea mata la inspiración, el estilo encadena la idea, la escritura remunera al estilo.
XIII. La obra es la mascarilla funeraria de la concepción.
Walter Benjamin
(Del libro Einbahnstrasse (1928, Calle de sentido único), tomado de Dirección única (Alfaguara, traducción de Juan J. del Solar y Mercedes Allendesalazar.)
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viernes, 5 de noviembre de 2010
Figuras
¿Cómo funciona eso de escribir? Sin duda a través de movimientos de lenguaje lo bastante formales y repetidos como para que yo pueda llamarlos “figuras”: adivino que hay figuras de producción, operadores de texto. Ellos son, entre otros, aquí: la evaluación, la nominación, la anfibología, la etimología, la paradoja, el encarecimiento, la enumeración, el torniquete.
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Roland Barthes por Roland Barthes
Kairós ; 1978
[ p.100 ]
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Sugerencia : http://diagbar.blogspot.com/
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Arados
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