—Mujer, ¿cuánto te ha costado esta
espumadera?
—1,90.
—¿Cómo, tanto? ¡Pero es una barbaridad!
—Sí; es que los agujeros están carísimos.
Con esto de la guerra se aprovechan de todo.
—¡Pues la hubieras comprado sin ellos!
—Pero entonces sería un cucharón y ya no
serviría para espumar.
—No importa; no hay que pagar de más. Son
artificios del mercado de agujeros.
Macedonio Fernández
Cuadernos de todo y nada (p.119)
Ediciones Corregidor. Buenos Aires, marzo de 1990