miércoles, 14 de noviembre de 2012

Erre con erre



Nos decía Baldomero, entre otras cosas:
“Cuando un compañero me propuso que lo sustituyera durante varios meses como practicante de la Asistencia Pública de La Plata, acepté con toda alegría: fuera como fuera, era salir de Buenos Aires, una hora de tren, un paisaje por la ventanilla, gentes desconocidas, era viajar”...
Y acá fue donde tuve que detenerme y volver atrás algunos pasos: ¿una hora de tren?... ¿a La Plata?... ¿en tren?...
Si miramos en la biografía de Baldomero, veremos que nació en 1886; vale decir que si podía ejercer como practicante, debía de tener unos 25 años; esto nos ubicaría alrededor de 1911 —minutos más, minutos menos.
sea que allá por entonces, hace como cien años, se podía viajar en tren a La Plata desde Buenos Aires ¡y llegar en una hora!
Lo primero que viene a la mente es que los ferrocarriles andaban mucho mejor que ahora. Claro que, enseguida, me llegó la voz de la sabiduría popular o, bueno, puede que no tan popular después de todo sino de alguno que otro habitante del pueblo que todavía resta, y comprendí que lo que verdaderamente pasaba era que, por entonces, las horas eran de mejor calidad y duraban más que las de hoy.



Nota :
La cita fue tomada de “Poesía y prosa”, de Baldomero Fernández Moreno, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1968. Este libro está compuesto por selecciones de los libros de Baldomero realizadas por Nora Dottori y Jorge Lafforgue; la que nos interesa pertenece a “Vida y desaparición de un médico” publicado en 1957 (póstumamente).